veinte (o tú)


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He hecho una lista microscópica (con tinta microscópica) de las cosas que me debo a mí misma y aprender a bordar el aire con hilo de plata ocupa uno de los primeros puestos. En letras fucsia podemos encontrar también tareas tales como cabalgar sobre una elefanta preñada por el desierto del Kalahari, alimentar a tres musarañas huérfanas o lograr acallar por fin a los pájaros de mi cabeza. Misión imposible, dijo un loco.
De este modo sería de cuerdos considerar asimétricamente real el hecho de que se descuelguen las telas de araña de mi ventrículo izquierdo y logre pues volar hacia atrás. Porque me han dicho que tan sólo los colibrís pueden. No me queda así más remedio que entretenerme jugando con los artificiales colores que me ofrece la naturaleza desde dentro de su acuario y enrevesando problemas ajenos que un buen día un desconocido resolverá.




PD: Soy demasiado necia, demasiado ilusa y demasiado presumida como para darme cuenta de que en la madrugada el cielo es de color rosa palo.