uno

Llegada una etapa de mi vida en la que todo es demasiado diferente de cómo empezó no puedo más que regresar a mis orígenes pero en un punto muy diferente. Como dos líneas paralelas que jamás deben cruzarse ni se cruzarán. En un remolino de felicidad, sumergida en el caos absoluto de mi propia persona, al fin sabia y perfumada diré que los años no pasan en vano. 
Sobre este montón de errores iré acumulando nuevos quehaceres, promesas estúpidas, ideas vanales. Pido permiso para desvariar.
 
Como cuando era tan pequeña como un ratón, que nunca me quería poner aquel peto vaquero que mi madre me había comprado. Llegó un momento en el que el peto ya no me servía y mamá se deshizo de él. Supongo que se lo daría a alguien, nuevo como estaba de nunca haber sido puesto. Fue entonces cuando quise vestirlo. Quería sentir la tela áspera de mi peto odiado, sus tirantes con engache metálico, las costuras de hilo amarillo. Pero mi peto ya no estaba. 

La gran diferencia es que ahora soy consciente del mismísimo cronos, de que es demasiado tarde para todo aquel que no supo respirar. No obstante, es el momento perfecto para volver a comenzar. Me lo dice el alma.  Y a mí el alma nunca me miente.
Veremos.

4 comentarios:

Aki_yo dijo...

La vida. Da tantas vueltas que a veces marea. Ahora arriba, ahora abajo, y vuelta a empezar. Regresar a los orígenes está bien. Aunque nunca se regresa del todo, porque lo vivido ha acumulado experiencia y sabiduría. Suerte en tu nueva-vieja andanza.

. dijo...

Querida Paloma;

Yo también odié un puto peto vaquero con enganches metálicos y costuras amarillas. Ádemás, aquel peto tenía un número dos, así, como "2", gordo y horrible, rojo como la vergüenza de una monja pillada en el huerto a medianoche, allí, plantado el dos en medio del peto. Yo no sé qué hizo mi madre con él, pero jamás me arrepentí de no volver a verlo.

Tiene usted mucho tiempo para equivocarse y para rectificar.

Relájese y goce, Señora.



Perfectos Saludos.

Rita Peich dijo...

Vaya, yo siempre he querido tener un peto vaquero !!!! ... pero nunca lo tuve, qué injusto es el mundo. Bueno, ahora que lo pienso, creo que tuve uno, de "pierna corta" de esos que se lelgaron en algún momento de los early 90es ... qué tiempos aquellos

Renovarse o morir, reza el dicho. Yo también he pintado las paredes de mi cueva, a ver si el cambio por fuera induce al de dentro.

(Re)bien(re)venida

Acuarius dijo...

habrá que premiar tu alma, por su sinceridad.